Cuando le dieron la noticia no supo que decir.

Tras un momento pareció eterno respondió. “De acuerdo. Entonces tendré que dedicarme a diseñar el final de mi vida”. Su formación arquitectónica le había brindado siempre buenas herramientas para construir su casa, su proyecto de vida, su familia y hasta su desarrollo profesional. Ahora tocaba el momento de cerrar ese plan y lo haría de la misma forma, con esa mentalidad que a los anglosajones les gusta llamar Design Thinking

Para ello recurrió a un mapa, el mapa de las relaciones de su familia, un recorrido doméstico de a quien tenía que ver, cómo y dónde. Como si de una escenografía se tratara pensó en los distintos ambientes y las personas que los ocuparían, el mejor momento del día e incluso la estación del año pues para ello tenía 10 estupendos meses donde diseñar los espacios de sus despedidas.