“Cada vez que te encuentras con un paciente, un familiar, cualquier persona que esté viviendo un proceso fuerte y angustiante de incapacidad, soledad o pérdida, y ve en tu profesionalidad, en tu trato, en tu cercanía, en tu cara, en tu Mirada… la Com-Pasión de Dios, el Amor de Dios, la salvación habrá llegado a esa casa. Y eso es puro evangelio. No sé si compensa económicamente, en tiempo dedicado, en prestigio profesional… Solo sé que una persona empezará a entender la vida, a entenderse a sí misma, de manera distinta y sanadora y eso siempre, siempre será de Dios. Y hay tanta gente tan necesitada de ello. Es verdad que no podrás llegar a todas las personas, pero persona a la que llegues habrá tenido la opción de sentirse amada y eso no hay sueldo que lo pague. Y esa persona, aunque no sea consciente y menos aún sepa explicarlo, se sentirá elegida de Dios”. (Lucas, 2017).